Por: María Gabriela Alpízar

Fiscal del Colegio de Enfermeras de Costa Rica

La sociedad cambia de forma constante a través de la evolución de los individuos y el sistema de valores. La Enfermería debe ser capaz de adaptarse a las exigencias del momento y con ello cambiar los conceptos para mejorar la prestación de servicios. Es claro, que el término salud en los últimos tiempos ha tenido un cambio substancial, pasó de ser la Ausencia de Enfermedad Física, a ser un Derecho Humano. Un fenómeno con implicaciones sociales, políticas y económicas, pero sobre todo un elemento en constante construcción.

A partir de esto, concebimos a la salud como un producto que está íntimamente relacionado no sólo con los aspectos biológicos y físicos sino también con las características sociales y culturales en las que nacemos, las cuales van a orientar las prácticas cotidianas que inciden directamente en nuestra salud.

En la actualidad, cobra mayor importancia la conciencia y las prácticas de cuidado que aplica la población, esto es reflejado en la transición epidemiológica donde las enfermedades no transmisibles y crónicas como, la Diabetes Mellitus, la Hipertensión Arterial, las Enfermedades Respiratorias y el Cáncer han cobrado mayor cantidad de vidas y generan la necesidad de revisar las orientaciones actuales de los servicios de salud. Es por esto, que es necesario que la persona usuaria tome mayor protagonismo en el desarrollo de sus procesos de salud-enfermedad y – en la medida en que como profesionales de Enfermería consigamos empoderarlos- lograremos el cambio de hábitos no saludables y el cuidado de la salud.

Es urgente que cambiemos la visión verticalizada que ha caracterizado por años los servicios de salud y se permita la horizontalidad, la cual se manifiesta desde el dejar de llamar a las personas que atendemos como pacientes, hasta explicar con lenguaje coloquial las situaciones de salud enfermedad que presentan los sujetos de atención.

En este momento la Enfermería tiene la oportunidad de explotar una de las mayores herramientas que posee: la educación, la cual es un instrumento que puede hacer cambios de comportamiento para la toma de decisiones más conscientes con el objeto de mejorar la salud y la calidad de vida. Es tiempo de migrar de un sistema de salud orientado al patocentrismo y al medicocentrismo, a lo que verdaderamente es la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, no existiendo otro profesional más idóneo que el de Enfermería.

El profesional de Enfermería es el representante máximo que aboga en pro de los derechos de salud del sujeto de atención y, por tanto, debe iniciar un proceso en la búsqueda de puestos de poder más altos con el fin de garantizar la redacción y ejecución de políticas de salud más amigables y adaptadas a las necesidades actuales. Un ejemplo de esto es la urgencia de profesionales en Centros Educativos, lo que permitiría que la Educación en Salud inicie a edades tempranas, se garantice la descentralización de los servicios de salud, se brinde un mayor seguimiento del crecimiento y desarrollo e incluso se brinde la Educación Sexual, pues su ausencia se manifiesta en el aumento de embarazos adolescentes, lo cual representa un problema de salud pública al que no se le ha dado la importancia real.

Sin embargo, todo esto depende de los profesionales de Enfermería y de la conquista de espacios que van de la mano con los cambios conceptuales anteriormente mencionados. Es hora de que Enfermería entienda que es profesional líder en salud y que tiene mucho más que dar a sociedad costarricense.

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