Ser profesional implica que se esperan altos estándares de desempeño donde nuestras funciones se desarrollen eficazmente aportando al bienestar individual y colectivo con calidad y seguridad en los servicios prestados, pero sobre todo, se espera de nosotros los más altos estándares éticos al prestar atención y cuidado a toda la población, lo que trae consigo, ser abanderado de los derechos humanos y realizar un análisis individual y racional de nuestras acciones de forma permanente y continua.
Dentro de los muy diversos contextos y actividades en las que nos desempeñamos realizamos la gran tarea de cuidar, eje central de nuestra profesión. Los pequeños detalles del cuidado profesional que realizamos en el día a día, generan la diferencia entre las acciones responsables y éticas y las que no lo son, como escuchar la historia de vida de una usuaria con respeto y mantener la confidencialidad del caso, llamar a las personas por su nombre, basar nuestras intervenciones en evidencia científica y preocuparnos porque las personas comprendan su situación de salud.
Como profesionales de Enfermería, tenemos el imperativo ético de hacer crecer la profesión, de defenderla, de amarla, de reinventarla e innovarla, con el fin de que no se quede atrás ante las necesidades de una creciente población que nos requiere. Enfermería debe hacerse presente en todos los espacios del sistema de salud nacional, especialmente en aquellos en los que se toman las decisiones que marcan la pauta. Tenemos que tomar una silla y colocar a la Enfermería en el marco estructural, con el fin de darle a las personas la salud que merecen.
Varios estudios realizados por la reconocida investigadora Linda Aiken comprueban que existe una afectación importante en la prestación de servicios cuando Enfermería es reemplazada por técnicos o asistentes de Enfermería ya que no poseen la capacidad resolutiva del profesional. Además, sus estudios han comprobado que la presencia de una enfermera reduce la mortalidad y morbilidad en una población, así como las complicaciones.
Debemos de ser conscientes de la incidencia que tiene nuestra profesión en el sistema de salud, precisamente en la reducción de la mortalidad y morbilidad, en el aumento de la satisfacción del usuario de atención, en la concepción de salud individual y colectiva, en la creación y aplicación de estrategias de promoción de la salud, así como en prevención de la enfermedad. Existen múltiples ejemplos de Enfermeros y Enfermeras en nuestro país que día a día se ponen la camiseta y hacen la diferencia en la vida de las personas en los diferentes escenarios: CCSS, PANI, Ministerio de Salud, Ministerio de Justicia, INS, ICE, Hospitales privados, ONGs, empresas públicas y privadas, escuelas y colegios entre otros.
Actualmente, la Enfermería ha enfrentado grandes amenazas que solicitan que nos unamos y que ejerzamos el cuidado esta vez de nuestra profesión. La Enfermería presenta el reto permanente de mantenerse y demostrar por qué somos una profesión que ha sido llamada la Columna Vertebral de los sistemas de salud de los países.
Unámonos en una sola voz por la defensa de nuestra amada profesión y levantémonos como una vez lo hicieron nuestras antecesoras.