- Por: Federico Augusto Lancheros A.
- Coordinador de la Unidad de Comunicación CECR
Cuando hablamos de fértiles tierras que ofrecen alimentos frescos y derivan de ellos una mezcla de sabores impresionantes como lo son las cuajadas, tortillas palmeadas, las tanelas, panes hechos en hornos de barro o sus famosas rosquillas, sabemos que no se debe más que a la tradición que hemos heredado de los respetables ancestros de la zona de Guanacaste.
Tierra bendecida además en naturaleza, costumbres, paisajes que cautivan e invitan a tener paz, donde la luz se prolonga por los días y las noches se iluminan con una gran luna y sus estrellas, tierra de los que se sienten afortunados de ser más hombres y más mujeres.
También podemos identificar esta hermosa provincia con lo que adoctrinaba la precursora de la enfermería profesional moderna, Florence Nightingale, descrito en su libro: ¨Notas sobre Enfermería¨ donde hablaba de los elementos para tener un cuerpo en sanidad; pero, además con esta descripción podemos visualizar lo que hoy llamamos zonas azules o zonas de población con mayor longevidad. ¿Algo curioso, profético o científico de Florence Nightingale? La verdad, es algo razonable.
Encontrar un paraíso, como esta zona ubicada en el noroeste del país, con sus cultivos, fauna y flora es difícil. Generalmente estamos consumidos en comidas enlatadas o rápidas, vivimos entre el ruido, el estrés y un aire contaminado por los automóviles e industrias. Así convivimos a diario, en ambientes que perdieron el respeto a las tradiciones, a los mayores y a las ideologías de la fe y esperanza de un mejor mañana.
Pero antes de entrarnos en el tema de enfermería y las zonas azules de Guanacaste, es necesario definir ¿qué es una zona azul y el porqué de esta definición? Para ello, nos remontaremos al año 2002, donde un astrofísico belga, especializado en demografía, llamado Michael Poulain, sumando esfuerzos con el prestigioso gerontólogo italiano, Gianni Pes; decidieron indagar en qué lugares del mundo vivían las personas de mayor edad.
En un mapamundi iban trazando un círculo azul con un grueso marcador en el nombre de cada pueblo o ciudad, en el que encontraban varias personas que llegaban a los 100 años de vida.
Cruzando las estadísticas y entre mucho marcar, vieron que en una región se estampaba mayormente el azul; era un sitio de población de sardos, asentados en la Isla de Cerdeña, en el mediterráneo occidental y perteneciente a Italia. Esto los llevó a querer encontrar las razones de la longevidad de los sardos y generar un denominador común en su investigación, por lo que a esta ubicación la llamaron: zona azul. Desde ese momento el nombre ZONAS AZULES, quedó asociado a los lugares en que los habitantes gozan de una longevidad en buenas condiciones de vida.
En principio, Poulain y Pes, buscaban información en Europa, pero al extender su marcación de estadísticas en el mapamundi, encontraron que no solamente existía esa región de Cerdeña, sino que existían 4 regiones más en el mundo, con estadísticas similares de alta longevidad, a las que definieron como las 5 principales zonas azules del planeta, entre las que se encuentra nuestra querida península de Guanacaste.
Las zonas azules encontradas son comunes en sus estilos de vida, pero mantienen un factor individual que promueve esta longevidad:
- LOMA LINDA (Estados Unidos): Una comunidad adventista donde impera el respeto, la sanidad y tradición religiosa, con una alimentación equilibrada.
- OKINAWA (Japón): Donde la filosofía del Ikigai, o propósito de vida, la hacen una doctrina para una vida longeva.
- ISLA DE ICARIA (Grecia): Cuenta con una geografía algo montañosa, haciendo que los desplazamientos de sus habitantes sean mayores en esfuerzo, lo que les permite mantener un buen estado físico. Además, comparten con familiares y vecinos. Viven en un ambiente de paz, con alimentos sanos y acompañados de una tranquilidad económica envidiable, por lo que esta isla, es un auténtico paraíso.
- BARBAGIA, CERDEÑA (Italia): Sus habitantes se alimentan de lo que les brinda la naturaleza, realizan ejercicio constante, trabajan arduamente y se compensan con lo que ellos llaman: vivir tomando a diario, dos dedos de vino. Estos factores han sido la clave para la longevidad. Algo importante de comentar, es que esto de los dos dedos de vino, no hace referencia al nivel de la copa, sino que contextualiza el compartir, dar y recibir atenciones, sentirse amado y refleja el deseo de vivir para su familia y amigos.
- PENÍNSULA DE NICOYA (Costa Rica): Es la región más pobre en términos de economía, entre todas las mencionadas. Sin embargo, tienen abundancia en alimentos provenientes de la tierra, frutas tropicales, se mantienen muy activos con el trabajo diario, que permite darles a la población un mejor futuro para sus familias. Aunado a ello, tienen tradiciones fundamentales como compartir, crear lazos estrechos con sus amigos y preparar sus fiestas de turno. También viven en un ambiente libre de contaminación y creen en Dios. Todo esto les permite llegar a edades que superan los 100 años. Ellos dicen que: tenemos poco, pero lo vivimos mucho y que no necesitan de más.
Los 11 cantones que componen esta provincia, están habitados por personas de clase media y pobre. Viven según sus costumbres agradeciendo todos los días por iniciar una nueva jornada, las cuales implican gran energía, movimiento constante, desplazamientos con caminatas largas y una nutrición rica en verduras, legumbres y frutas, así como constante hidratación con agua rica en minerales, calcio y magnesio; según lo atestiguan estudios de la UCR, sobre la mineralidad de sus aguas.
Esta población sigue tendencias de reducción en la cantidad de alimentos calóricos; evitan el estrés crónico; se sienten útiles, necesarios en la familia y en la comunidad. La gran mayoría de los longevos aman las fiestas y sus tradiciones, son excelentes bailarines, buenos jinetes a caballo y muchos narran sus historias como montadores de toros, así como algunas leyendas de la zona; y disfrutan de tertulias y reuniones con los vecinos.
Es por todo ello que a nuestros queridos guanacastecos los admiramos, no por su genética, sino por el privilegio de sentirse indispensables, con inmejorables facultades físicas y mentales. ¡Definitivamente eso es vivir!
Y el sector de enfermería no se queda atrás, estos profesionales colaboran con los adultos muy mayores, para que puedan mantener su actividad, a pesar del aislamiento forzoso y en la consigna de quedarse en casa, a lo que somos sometidos todos, sin excepción por la pandemia actual.
Enfermería realiza largas jornadas en busca de sus viejitos, que antes asistían a los centros diurnos u hogares de larga estancia, para dar atención y cuido a esta población. Examinan su estado de salud, los ayudan y les enseñan ejercicios que pueden hacer dentro de su hogar, sin que pierdan ese sentido de sentirse útiles, amistosos y respetados por la comunidad. Y como dicen muchos de estos grandes hombres y mujeres al consultarles por estas medidas, “Si Dios quiere que sigamos, él nos protegerá”.
Dentro de las recomendaciones, en el protocolo de atención emitido por el Ministerio de Salud Costarricense, fue la suspensión de visitas a los lugares de larga estancia, lo que significa para el adulto mayor mutilar su esperanza de compañía cada mañana, de compartir con sus amigos y de recibir la terapia que ocupaba. Es ahí donde el papel de los enfermeros y enfermeras se hace más importante, ya que les devuelven la confianza en sí mismos y ajustan el cuido a estas nuevas instancias, para que nuestros longevos puedan pasar por estos tiempos de pandemia, sin perder su deseo de vida y su sanidad.
Hoy, debido al efecto de la cuarentena, la profesión de enfermería debe enfocarse en llevar el cuido a domicilio: medicinas, material didáctico y alimentos preparados, para aquellos que no cuentan con una red de apoyo durante esta crisis sanitaria. Evitando así que el adulto mayor se exponga al contacto durante el traslado por bus público y a la proximidad con las personas.
Enfermería, ha establecido relación con estas poblaciones de mayor edad, por medio de la tecnología, por ejemplo usando grupos de WhatsApp, lo que implica un compromiso y dedicación de parte de nuestros profesionales, ya que así pueden dejar trabajos, explicaciones de enfermedades, prevención y asistencia, videos de ejercicios y en general una agenda de contenido amplia y enfocada en la integridad de nuestra población longeva, lo cual los aleja a ellos de problemas de depresión o ansiedad.
Otra de las funciones que atiende enfermería durante esta cuarentena, es enseñar al adulto mayor como aplicar los protocolos de salud ante el COVID-19; por ejemplo: como y cuando se deben de lavar las manos, porque es bueno evitar el ingreso de personas a sus hogares, como se desinfectan los artículos que llegan al hogar (alimentos, medicamentos u objetos varios). También se les explica la importancia de evitar un saludo, tener proximidad o incluso dar un beso o apretón de manos. Y no menos importante se les da una serie de pasos a seguir en caso de que por excepción requieran salir de su hogar: usar mascarilla, guantes, desinfectar objetos, sillas, pasamanos, apagadores, andaderas, llavines de la puerta, celular, sombrero, así como bañarse al llegar y cambiar la ropa.
El servicio de enfermería se preocupa por el bienestar del adulto mayor, sobre todo por aquellos que se encuentran en los cantones de Hojancha, Nandayure, Carillo, Santa Cruz y Nicoya, los cuales fueron demarcados como zona azul y donde coinciden los ¨factores protectores¨ y sobre todo un propósito de vida unida a la espiritualidad, que debemos cuidar y fomentar.
Según el investigador belga Michael Poulain, en uno de los mensajes más importantes del Encuentro Mundial de Zonas Azules, hace unos pocos años, es comunicar al mundo que “Costa Rica posee un tesoro de longevidad en la Península de Nicoya, que proviene de las generaciones pasadas (tradiciones) y de un propósito de vida” y nuestros profesionales en enfermería apoyan con cuido esta joya auténticamente Guanacasteca.