Por: Dra. Ligia Ramírez V.

Presidenta del Colegio de Enfermeras de Costa Rica.

Dice una frase que “si te asusta el cambio es porque te concentras solo en lo que abandonas y no en lo que pues ganar”. 

Recientemente, cerramos un periodo en donde hemos puesto en consulta uno de los proyectos más ansiados y necesarios de nuestra profesión como lo es la reforma a la Ley 2343 que respalda nuestro ejercicio profesional.

Han pasado casi 60 años en que mujeres y hombres visionarios impulsaron una ley que le daría sustento a una de las profesiones más importantes del país, acompañado de muchas luchas que han hecho de la enfermería de Costa Rica lo que es hoy.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. La globalización y la tecnología, así como la coyuntura nacional, nos piden a gritos un cambio en nuestra estructura profesional.

Hoy estamos ante un nuevo reto, contamos con nuevas generaciones que necesitan de nosotros una actitud renovada y dispuesta al cambio, por más que esto genere incertidumbre.

Necesitamos mejorar la calidad en la formación y que esto nos permita tener una mejora continua para tener profesionales con conocimiento científico y destrezas competitivas en favor y defensa de las personas usuarias.

Actualmente, la enfermería profesional se ve afectada por el desempleo y subempleo pese al reconocimiento social y profesional del que goza la disciplina, en un país en el que la demanda de sus servicios es evidente pero el modelo de salud pública se direcciona hacia la tecnificación del cuidado. El respeto a la disciplina y fortalecimiento de la misma, son elementos distintivos de este proyecto, por lo cual, debemos estar abiertos a ser parte del cambio, empoderándonos y no dejando una decisión trascendental en manos de los de siempre.

El reto es para todos, necesitamos de profesionales comprometidos que asuman la responsabilidad de cambiar y mejorar  la enfermería de este país. El Proyecto de Ley Orgánica Profesionales en Enfermería, que reforma la ley actual, pretende llenar todas las necesidades de las actuales y futuras generaciones y con ello fortalecer nuestra profesión.

Concluimos el ciclo de recepción de consultas, no obstante, el camino apenas empieza. Participemos de este proceso, presentemos nuestros argumentos pensando en el bienestar de nuestra profesión y no solo en el nuestro.

Mantengámonos atentos y dispuestos a participar de las actividades que nos convoquen, formemos un bloque común en el cual el beneficio sea para todos.