Priscilla Fernández F. | unidaddecomunicacion@enfermeria.cr “La enfermedad del olvido” o Alzheimer, es una patología degenerativa, prolongada e irreversible, causada como producto de la demencia que paulatinamente afecta el comportamiento y el pensamiento, hasta repercutir las actividades cotidianas de las personas que lo padecen.
Ante su importancia y detección, el mundo hace eco a la conmemoración del Día Mundial del Alzheimer todos los 21 de setiembre para hacer un llamado de conciencia a la población sobre los síntomas, causas y consecuencias que caracterizan la enfermedad, como, por ejemplo, el envejecimiento demográfico y el aumento de la edad, uno de los factores de riesgo más relevantes de la patología.
Para la Organización Mundial de la Salud, “el número de personas que viven con demencia está creciendo y se calcula que más de 55 millones de personas (el 8,1% de las mujeres y el 5,4% de los hombres mayores de 65 años) viven con demencia. Se calcula que esta cifra aumentará a 78 millones para 2030 y a 139 millones para 2050”.
Los primeros rastros que manifiesta la enfermedad se desconocen a ciencia cierta, pero diversas investigaciones apuntan que, al focalizarse el daño en el cerebro, se cree que al menos diez años antes de la aparición se dan sus primeros síntomas, no obstante, se desconoce lo que lo genera.
Asimismo, los síntomas de este tipo de demencia, comienzan con un deterioro de la memoria, como, por ejemplo, a la hora de recordar algunas actividades o eventos. También, el paciente experimenta la dificultad de concentrarse en resolver o ejecutar algunas tareas cotidianas; cambios de humor, comportamiento, confusión o problemas de lenguaje, entre muchas más.
Lo anterior, evidencia que, ante la complejidad de la patología, también empieza a crear una codependencia absoluta entre los usuarios y una persona o profesional de la Salud, que los asista en cuidados y necesidades que requieren con el tiempo.
En el caso de la enfermería, es vital que los Profesionales de la disciplina posean constantes actualizaciones, conocimientos profundos y capacitaciones para abordar la enfermedad, debido a que influye de manera directa en la atención y calidad de vida que reciben los usuarios afectados por la enfermedad.
El sitio web portal geriátrico de Argentina puntualiza parte de las funciones del quehacer de enfermería y algunas recomendaciones para un buen ejercicio profesional a un paciente con Alzherimer:
- Proporcionar al paciente un ambiente coherente y rutinario, para ayudar a funcionar con sus limitadas capacidades.
- Evitar re orientar al paciente más de una vez en cada encuentro con él, para evitar la frustración que le puede producir el hecho de no poder recordar.
- Permitir al paciente comportamientos habituales, como la acaparación de objetos y vagabundeo siempre que se realicen en un ambiente seguro.
- Valorar al paciente en busca de signos y síntomas de depresión.
- Para evitar la agitación e intranquilidad del paciente debemos de mantener el ambiente estructurado, coherente y establecer una rutina fácil de seguir para el paciente: podemos realizar un álbum de fotos para recordar el pasado, fomento de la actividad física y la terapia artística.
- Colocar etiquetas con el nombre de los objetos y habitaciones, para ayudar a recordar su nombre y su función.
- Proporcionar pistas sobre la identidad de los objetos y las tareas.
- Colocar un reloj y un calendario grande en su cuarto y marcar con una «X» los días pasados, para ayudarle a recordar la fecha correcta.
- Realizar una lista con las actividades diarias.
La conmemoración de este día se da desde 1994 por parte de la OMS y el auspicio del Alzheimer’s Disease International (ADI) en 1994.
«La demencia roba a millones de personas sus recuerdos, su independencia y su dignidad, pero también nos arrebata a los demás a las personas que conocemos y amamos,»
- Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud